Se utilizan para revestir casquillos y cubiertas de acero o acero colado. La ventaja de estas composiciones es su excelente resistencia al atascamiento y su magnífico nivel de adaptabilidad y de absorción de partículas extrañas. Las composiciones de estaño son más resistentes a la corrosión. La menor resistencia a la corrosión de las composiciones de plomo exige la utilización de aceites que contengan inhibidores de corrosión. Las composiciones de plomo tienen además un nivel de dureza bastante menor a altas temperaturas que las composiciones de estaño. La temperatura de funcionamiento no puede superar los 100 °C. Presentan asimismo una menor disposición a dañar la cara opuesta, pero es fácil que las caras se cubran con microvolúmenes de la composición.
La insuficiencia de la composición supone una disminución importante de las propiedades de funcionamiento con el aumento de la temperatura. Otras insuficiencias, como una baja resistencia o un límite de fatiga bajo, se pueden compensar en parte seleccionando el menor grosor de revestimiento posible. El acabado superficial recomendado para los casquillos es de 0,4 y para los ejes de 0,2 micras. Un valor bajo de dureza de la composición permite utilizar ejes de acero blando. La capacidad de carga máxima oscila entre 40 MPa y 45 MPa a velocidades circunferenciales que van de 1 a 2 m/s. Para una velocidad de 10 m/s, la carga máxima es de hasta 5 MPa.
Los revestimientos de pared fina (inferior a 0,3 mm) tienen una vida útil mayor y por eso se utilizan especialmente en la industria automovilística. Los revestimientos de pared gruesa se utilizan para rodamientos de alta resistencia, como en los vagones de tren.